lunes, junio 02, 2008

Stonehenge ¿nostalgia de un pasado mejor?

Hace unos días he visto un documental donde el arqueólogo Lionel Sims presentaba su sorprendente teoría sobre el orígen y sentido de Stonehenge. Según Sims, la función central de Stonehenge vino determinada por la transición entre el culto a la luna y el culto al sol. Antes del culto al sol y las estaciones se adoraba la luna, y antes de ser agricultores sedentarios los humanos fuimos cazadores y recolectores. La luna determinaba las noches propicias para la caza, y la luna influía también la menstruación de las mujeres en pequeños grupos tribales, guiando la vida en los aspectos más importantes de abastecimiento y reproducción. Stonehenge fue construido cuando la humanidad estaba en transición. Por un lado aparece una necesidad de predecir condiciones climatológicas estacionales por medio de los periodos solares, determinantes para la siembra, etc. Por otro lado, no obstante, Sims va más allá y postula que Stonehenge fue construido con la intención de mostrar que el sol se comportaba igual que la luna y la seguía en su trayectoria celeste. Es decir, la función de Stonehenge fue mostrar que la nueva divinidad solar estaba subyugada o jerárquicamente por debajo de la divinidad lunar anterior. Su tesis la presenta Sims con detalle (demasiado detalle para legos como yo) en el siguiente artículo:

The ‘Solarization’ of the Moon: Manipulated Knowledge at Stonehenge
www.radicalanthropologygroup.org/pub_sims_solar_moon.pdf


Stonehenge, ¿una manifestación de la añoranza por un pasado mejor?


Aquí hay un interesante aspecto de manipulación de información por medio de una clase dominante que tenía el conocimiento y quería presentarlo de cierta manera para convencer y llevar al resto hacia una determinada forma de entender el mundo. Algo que se ha repetido a lo largo de toda la historia de la humanidad, pero que no es lo que me atrae en la idea de Sims. Lo interesante para mí es la añoranza por una época pasada más unida con la naturaleza. Una añoranza necesariamente presente entonces si se ha de creer a Sims, y que impulsó a la construcción del Stonehenge como mecanismo para aplacarla o encauzarla correctamente. Mostar la nueva relación entre sol y luna fue requerida para convencer a una nueva sociedad sedentaria, añorante del pasado más libre y sencillo de cazadores y recolectores, y forzada a la transición probablemente por unas nuevas condiciones climáticas que cambiaron ostensiblemente el entorno entonces propicio para la caza.

En este sentido es curioso notar las analogías que se presentan con la transición de la vida de agricultura sedentaria a la vida de la ciudad. Ahí no encontramos un Stonehenge como monumento a un pasado, sino sobre todo una monumental collección de obras de arte, presentes especialmente en el romanticismo europeo de los siglos XVIII y XIX, con intención de mostrar o recordar la naturaleza como lo verdadero y fundamental frente a la civilización.



El romanticismo y la vuelta a la naturaleza


Una figura especialmente interesante desde este punto de vista es el americano John Muir, el cual ya he mencionado una vez en este blog: Un paseo por el bosque - Homenaje a John Muir. No es su intención la de llevarnos a todos otra vez al campo, sino la de mostrarnos la importancia de la naturaleza y especialmente hacer crecer en nosotros el respeto hacia ella. Un respeto casi místico, pero muy concreto y bello. De ahí a las estrellas sólo hay un paso, pequeño para cualquier hombre, pero fundamental para la humanidad.

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