jueves, junio 05, 2008

Del sentido del humor. Lin Yutang


Lin Yutang. La importancia de vivir.

DEL SENTIDO DEL HUMOR

Dudo que haya sido plenamente apreciada la importancia del humor, o la posibilidad de su empleo para modificar la cualidad y el carácter de toda nuestra vida cultural: el papel del humor en la política, en el estudio y en la vida. Porque su función es química, mas que física, altura la textura básica de nuestro pensamiento y experiencia.

La incapacidad de reír le costó al ex Kaiser Guillermo un imperio. Guillermo de Hohenzollern podría reír probablemente en su vida privada, pero siempre parecía terriblemente impresionante con sus bigotes hacia arriba en la vida pública, como si estuviera furioso con alguien. Y luego la calidad de su risa y las cosas de que reía- risa por la victoria, por el buen éxito, por ponerse sobre los demás- fueron factores igualmente importantes para determinar la fortuna de su vida. Alemania perdió la guerra porque Guillermo de Hohenzollern no sabía en que punto reír. Sus sueños no estaban contenidos por la risa.

Por otra parte, la tremenda importancia del humor en la política solo puede ser comprendida cuando imaginemos un mundo de gobernantes bromistas. Enviemos por ejemplo, cinco o seis de los mejores humoristas del mundo a una conferencia internacional, y démosles poderes plenipotenciarios de autócratas, y el mundo se salvará. Como el humor marcha necesariamente de la mano con el buen sentido y el espíritu razonable, mas algunos poderes excepcionalmente sutiles de la mente para notar inconsistencias y locuras y mala lógica, y como esta es la forma mas alta de la inteligencia humana, podemos estar seguros de que cada nación estará representada en la conferencia por su espíritu mas cuerdo y mas sano.

Porque, ¿quiénes iniciaron nuestras guerras? Los ambiciosos, los capaces, los hábiles, los que alientan designios, los cautos, los sagaces, los altaneros, los patriotas en exceso, los inspirados por el deseo de “servir” a la humanidad, los que tienen que hacerse una “carrera” y6 causar una impresión en el mundo, que esperan poder mirar al mundo con los ojos de una figura de bronce montada sobre un caballo de bronce en alguna plaza. Es curioso que los capaces, los hábiles y los ambiciosos y altaneros, son al mismo tiempo los mas cobardes y confusos, pues carecen de la valentía y la profundidad y la sutileza de los humoristas. Están siempre dedicados a trivialidades, en tanto que los humoristas, con su mayor alcance de espíritu, pueden pensar en cosas mas grandes.

Esto es lo que concibo como función química del humor: cambiar el carácter de nuestros pensamientos. Creo en verdad, que llega a la raíz misma de la cultura, y abre un camino para llegar a la Edad Razonable en el mundo humano del futuro. Para la humanidad no puedo imaginar ideal mas grande que el de la Edad Razonable. Porque eso, al fin y al cabo, es la única cosa importante: la llegada de una raza de hombres imbuidos de un espíritu razonable mas grande, con mayor predominio del buen sentido, con pensamientos sencillos, un temperamento apacible y una perspectiva culta. El mundo ideal para la humanidad no será un mundo racional, ni un mundo perfecto en sentido alguno, sino un mundo en el que se perciban con certeza las imperfecciones y se resuelvan razonablemente las disputas.

Es difícil imaginar esta especie de nuevo mundo, porque nuestro mundo actual es tan diferente. En conjunto, nuestra vida es demasiado compleja, nuestros estudios demasiado serios, nuestra filosofía demasiado sombría y nuestros pensamientos y estudios hacen que el mundo presente sea hoy tan desagradable. Debe darse por sentado que la sencillez de la vida y de pensamiento es el ideal más alto y más cuerdo de la civilización y la cultura, que cuando una civilización pierde su sencillez y los sofisticados no abandonan su sofisticación, la civilización se perturba cada vez más y degenera. El hombre se convierte en esclavo de las ideas, pensamientos, ambiciones y sistemas sociales que son su producto. Pero los humoristas manejan las ideas y los pensamientos, como los campeones de golf o de billar manejan sus palos o tacos. Hay en ellos una facilidad, una seguridad, una ligereza de toque que proviene de la maestría. Al fin y al cabo, solo el que maneja ligeramente sus ideas es dueño de ellas. La seriedad , es a fin de cuentas, solo un signo de esfuerzo, y el esfuerzo es un signo de imperfecta maestría.

La sencillez es, pues, paradójicamente, el signo externo y el símbolo de la profundidad de pensamiento. Me parece que la sencillez es lo más difícil de lograr en el estudio y en la literatura. Muy difícil es la claridad de pensamiento, y sin embargo, sólo cuando el pensamiento se hace claro resulta posible la sencillez.


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